La décima copa de vino
anuncia el viaje
al paraíso onírico de mis sentidos
mi tacto se pierde en el cristal
mi gusto enloquece
con el fruto de la vid
Con tinta y papel
le escribo a los ángeles
le ruego al señor
que me libere de mis pecados
pero que jamás te saque de mis pensamientos
Te pienso, te pienso
te sueño, te sueño
el olfato se pierde en tu perfume
la vista la guía el alba
y el oído hipnotizado
con el matiz de tu voz
Manuel Enrique
Maracaibo, abril de 2003
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