No perturbes mi soledad
Que es sincera compañía
De noches en vilo
Y tardes de hambrunas
Yacen las cuerdas del trovador
Entre el polvo y el tiempo
Mis labios a caña fermentada
De estas rimas añejas
El tabaco perece en mis dedos
Aunque la agonía es perenne
De éstas suelas agrietadas
Mi piel es perfumada por el sol
Mis sentidos cautivados
Por la coca prohibida
Que le obsequia la noche
A uno más de sus hijos
Manuel Enrique
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